Ciudad de Murcia: el robo de un sentimiento

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Fuente: pixabay.com
En 1999 nació un nuevo equipo en la capital de la Región de Murcia, el Club de Fútbol Ciudad de Murcia. Fue todo un éxito y en dos años lograron ascender dos categorías de forma consecutiva, por lo que se posicionaron en la categoría de bronce del fútbol español en 2001. Pero el sueño no terminó en el alcance de la Segunda División B, pues en 2003 se logró un hito histórico, se ascendió a Segunda División, al fútbol profesional. Se asentaron y en 2006 terminaron en la cuarta posición, a pocos puntos del Levante UD, equipo que cerraba las tres posiciones de ascenso. Cabe recordar que en esa época todavía no existían los play off en la segunda categoría, eran los tres primeros los que se ganaban el derecho de jugar entre los más grandes.

El sueño del Real Murcia era una realidad. Estaban compitiendo entre históricos de España y se presentó un proyecto de construcción de un nuevo estadio cerca de la Nueva Condomina que se estaba construyendo. Sin embargo, se produjo un acto que faltaba el respeto a todos los seguidores del equipo murciano. En 2007, Quique Pina vendió el club al empresario Carlos Marsá, dueño del Granada 74. Por lo tanto, el club pasó a tener la sede en Granada, sufrió un cambio de nombre, escudo, etc. El club granadino había ascendido a tercera división en esa misma temporada, por lo que se aprovechó esa plaza para el filial, y el primer equipo pasó a ser el nuevo Granada 74 S.A.D. Tras el lamentable suceso, toda la masa social del Ciudad de Murcia quedó huérfana, sin equipo. Su equipo había sido robado y destrozado. Pues en la cabeza de Carlos Marsá, probablemente sería un éxito, pero la realidad fue otra. Dos años después de la compra del equipo, se produjo el descenso a Tercera División y al no poder afrontar los pagos a los jugadores, volvió a bajar hasta la Primera División Regional andaluza. Finalmente, el equipo no salió a competir esa temporada. 

El dirigente del Granada 74 decidió llegar al fútbol profesional por el camino fácil, por el menos bonito, por el menos meritorio. Sin embargo, la jugada no le salió como esperaba, su intento de triunfar a base de talonario fue todo un fracaso. El equipo que menos ha merecido debutar en el fútbol profesional español fue todo un fiasco. 

El villano
Quique Pina fue el que permitió que se produjese tal esperpento. El último partido del equipo murciano en su ciudad original, ante Las Palmas, se convirtió en un tsunami de protestas ante la persona que había permitido el robo de su sentimiento. Los aficionados ovacionaron a sus jugadores en todo momento, pero no tuvieron piedad con el hombre que permitió que se llevasen al club de la ciudad. Entre las grandes cantidades de pancartas, se lanzaron billetes de 500 euros con la cara de Pina. 

En dicho encuentro estaba presente Carlos Marsá, con quien se pusieron en contacto as peñas del Ciudad, decidieron movilizarse para que se les otorgase la plaza del filial, el Ciudad de Murcia B. El empresario no puso ningún problema, pero el impedimento llegó por parte de la Federación Murciana de Fútbol, que negaba la posibilidad de realizar dicha compra. Al ser el filial dependiente del primer equipo, el traslado supuso la desaparición del filial de las bases de la federación. 

Posteriormente, a finales de junio de 2007, un directivo del Ciudad de Murcia, Evedasto Lifante, consiguió comprar el EMD Lorquí, para cambiar su denominación por Club Atlético Ciudad. En el equipo se reunieron varios jugadores del primer equipo y del filial del Ciudad de Murcia. Pero el proyecto no tuvo éxito y en 2010 se produjo la desaparición. Fue entonces cuando un grupo de socios del equipo murciano tuvieron la idea de fundar un nuevo equipo para sustituir al desaparecido, y en el que ellos iban a tener todo el poder. Nació el Club de Accionariado Popular Ciudad de Murcia. El fútbol popular llegaba a la Región de Murcia en 2010. 

La fundación se llevó a cabo con unas 80 personas que se negaban a perder el sentimiento. El AFC Wimbeldon o el United of Manchester son dos de los principales referentes para la creación del club. Desde entonces, son los socios los que toman todas las decisiones del equipo, con tal de evitar que suceda algo similar. Actualmente, el CAP Ciudad de Murcia se encuentra en la Tercera División, grupo 13. La situación en una ciudad que roza el millón y medio de habitantes es la siguiente: dos equipos en la categoría de bronce (Real Murcia y UCAM Murcia) y el Ciudad, una categoría por debajo.

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